Sobreponerse a la vergüenza de ser homosexual. Mi historia.

Por: Cedric Bravo 26 de Junio de 2019

La vergüenza no respeta a la persona. A la vergüenza le importa poco si te conviertes en alguien que continúa para lograr una carrera exitosa o en alguien que sufre una lucha de por vida para mantener cualquier forma de empleo remunerado. La vergüenza no está interesada en cómo te presentas al mundo; Porque su reino y dominio está dentro. La vergüenza es la voz siempre presente que te recuerda tu estado "real", el de ser desagradable, indigno e intrínsecamente defectuoso. La vergüenza es la voz que te aterroriza en el silencio. Si la gente realmente me conociera, me odiarían y me rechazarían. La vergüenza es la voz que hace que te escondas de los demás y, eventualmente, incluso de ti mismo, para que tu sentido de identidad sea absorbido por el perfeccionismo, el cambio de culpa, el juego de roles y, a menudo, el comportamiento adictivo.

Durante mi infancia y adolescencia, los sentimientos de vergüenza superaron con creces cualquier otra emoción. Alentándome a no mostrar sentimientos negativos, ya que eso se consideraba un signo de debilidad, pronto aprendí a ser feliz o nada. En retrospectiva, por lo tanto, no es sorprendente que experimenté depresión desde una edad muy temprana y tuve mi primer episodio importante a la edad de 22 años que resultó en una crisis devastadora.

Si la opción es feliz o nada, concluí, entonces elijo nada. Mucho antes de ese tiempo, había puesto etiquetas en mi frente, invisibles para otros, que se leían ignoradas, descuidadas y sin amor. No tenían que ser declaraciones verdaderas para que fueran reales para mí. La confusión de género estaba presente desde mis días de niño.. Durante la pubertad, además de verme a mí mismo como un tercer género, también comencé a experimentar atracción por el mismo sexo. Estos deseos persistentes fomentaron una identidad centrada en los homosexuales .

El hecho de que mis compañeros de clase me llamaron "maricón" abusaron física y emocionalmente. No son fáciles de reconciliar como un adolescente gay y un adulto joven, especialmente cuando me sentía completamente solo en el mundo, pero había un revestimiento: en lugar de dejar que esas circunstancias sofocaran lo que soy, convertí el dolor en algo positivo.

Sé lo que se siente al ser llamados nombres, estúpidos y golpeados por ser diferentes, En retrospectiva, me he dado cuenta de que muchas personas carecen de compasión y empatía porque nunca han sabido lo que se siente necesitarlas y desearlas.

Hoy, no me importa lo que piensen de mi orientación sexual. Esta es mi vida. Este viaje no se detiene para nadie.

Al principio, si me hubiesen pedido que hiciera una elección, habría elegido no sentirme diferente, ser como los otros chicos. Pero eso no es lo que el mundo necesita; hay un montón de "otros" chicos. Sin embargo, solo hay un yo, y por eso estoy agradecido.

Un día, un compañero de clase me envió un mensaje de texto diciéndome que estar tan fuera lo alentó a que se abriera más consigo mismo y el se lo dijo a sus padres. Solo quiero decirles a todos ustedes: incluso si no son aceptados por lo que son por una persona, su lucha por la igualdad puede inspirar a los que te rodean.